Pensar en la muerte como un Camino Iniciático Espiritual que nos lleva a través de la vida puede sonar como algo morboso, bizarro o incluso tétrico. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Las culturas antiguas dedicaban toda su vida para prepararse para la muerte y la enfrentaban, no solo como algo ineludible, sino como algo a alcanzar en un estado de conciencia concreto para unirse de nuevo a la Divinidad. Los Vikingos tenían El Valhalla, los Egipcios comenzaban a construir sus tumbas a muy temprana edad para tener todo listo para "El Gran Viaje Eterno" que para ellos suponía la muerte.
Hoy en día, aunque aquí en occidente nos pueda parecer extraño, aún hay culturas que dónde su llegada es festejada como algo positivo. En Indonesia, en la región de Tana Toraja, se ve como un viaje en que los difuntos se dirigen al Puya (la tierra de las almas). A diferencia de los Egipcios, ellos no suelen prever el desembolso económico que supone el funeral, así que se momifica a los muertos y se convive con ellos meses, o incluso años, en el hogar. A los difuntos se les considera medio muertos o "muy enfermos". Mientras la familia ahorra para pagar la gran celebración fúnebre, la momia goza de una atención espléndida en la que se le ofrece whisky, cigarrillos y los mejores manjares durante el tiempo que sea necesario para preparar la celebración que su familia quiere darle como despedida.
Y, sin ir más lejos, todos conocemos las costumbres de México y Nueva Orleans, dónde la muerte se convierte en fiesta.
Yo veo la muerte como un hecho continuo dentro del proceso de la vida y de la evolución del Ser Humano en todos sus planos: físico, mental, emocional, psicológico y espiritual. La muerte está ocurriendo cada milisegundo en nuestro cuerpo y a nuestro alrededor. Nuestras células y los seres que habitan nuestro bioma mueren constantemente. La naturaleza y todos los seres vivos que nos rodean mueren sin que nosotros lo percibamos. El ritmo del planeta marca una constante de muerte y renacimiento a la que todo se adapta, de ahí las estaciones.
Entender el concepto de la muerte como lo que es: una transmutación, un sustrato para la nueva vida, una nueva oportunidad tras una crisis, el despertar tras la noche de descanso y regeneración, el crecimiento y la evolución en todos los sentidos... - hace que dejemos de verla como un problema sanitario y social del que se encargan las funerarias y por el que hay que pasar rápido y de puntillas, no vaya a ser que La Parca nos vea y se nos lleve también.
Negar el destino no tiene sentido y la muerte es lo inevitable en nuestro destino. Así que desde este humilde blog me gustaría desmitificar y eliminar los estigmas de la muerte presentes en nuestro Inconsciente Colectivo, en la Programación Social y en el Paradigma en el que vivimos para que usemos el Arquetipo de la Muerte como un arquetipo de crecimiento personal y elevación de conciencia para llegar a poder mostrar nuestra naturaleza y seguir nuestra vocación en absoluta libertad.
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Que la Luz, el Amor y la Conciencia acompañen tu camino,
Silvia Marco, Medicina Tradicional Europea.
Espagirista y Psicóloga Hermética.
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